Estamos a punto de convertirnos en una sociedad rectangular. Es decir, una sociedad en la que prácticamente todos sus individuos sobreviven hasta una edad avanzada y fallecen después en un intervalo estrecho de edades alrededor de los 85 años.
Hoy en día, una vez alcanzados los 65 años, los hombres pueden esperar llegar hasta los 82,2 años y las mujeres hasta los 85 años. Se puede prever que, finalmente, unos dos tercios de la población vivirán 85 años o más, y que por encima del 90 % vivirá más de 65 años. Por lo anterior, es evidente suponer que cada día más la población femenina alcanzará una edad igual o superior a los 50 años, momento para el cual los cambios fisiológicos propios de su organismo van a llevar al final de su vida reproductiva con todo lo que esto implica.
La menopausia y los cambios hormonales
La menopausia comprende el cese de la edad reproductiva de la mujer y la podríamos definir solo retrospectivamente cuando ya ha pasado un año completo sin volver a tener menstruaciones cíclicas o mensuales. Mientras tanto se está en un período de perimenopausia. Según el Sistema de Clasificación del Envejecimiento Reproductivo STRAW +10, la vida adulta de la mujer se divide en tres grandes etapas: reproductiva, transición menopáusica y postmenopáusica.
Fisiológicamente lo que ocurre en esta etapa de la vida es una disfunción de los ovarios con la consecuencia de la desaparición del influjo de hormonas sexuales (estrógenos) imponiendo así una nueva adaptación que incluye cambios en diferentes sistemas como tracto genital y urinario, en los huesos, en los senos y en el sistema cardiovascular y nervioso central.
Como lo mencionamos, en las mujeres que menstrúan, el umbral clínico para definir menopausia es el cese de la menstruación durante 12 meses, mientras que en las mujeres que no experimentan sangrado menstrual (por ejemplo, a quienes se les retira el útero de manera quirúrgica), los criterios serán clínicos por los síntomas propios de la condición o por exámenes de laboratorios que nos hablan de la función ovárica.

Síntomas de la menopausia
Es por lo anterior que los diferentes síntomas molestos no se hacen esperar y entre mujeres estos pueden variar en diferentes grados de severidad. Se pueden presentar síntomas como: dolor de cabeza, sofocos o bochornos nocturnos y diurnos, palpitaciones, dolor mamario, sequedad en la piel, dolores articulares, palpitaciones, disminución de memoria y concentración, irritabilidad, disminución en el deseo sexual, dolor con las relaciones sexuales asociado a sequedad vaginal. Pero más que enumerarlos es hacer conciencia cuanto pueden afectar la calidad de vida de cada una.
Las mujeres con síntomas vasomotores de moderados a severos presentan interferencia con el sueño en un 94 % de los casos, la concentración (84 %), el estado de ánimo, incluyendo estados severos de depresión (85 %), la energía (77 %) y la actividad sexual (61 %). Los estudios disponibles han demostrado efectos adversos de los síntomas de la menopausia en el lugar de trabajo, incluida una capacidad de trabajo comprometida, menor satisfacción laboral, productividad laboral reducida, reducción de horas de trabajo o incluso pérdida de empleo.
Las mujeres en menopausia al tener deficiencia de los estrógenos (estado hipoestrogénico) no solo presentan cambios en el ciclo menstrual hasta llegar a que finalmente este desaparezca, sino que además produce afectación en cerebro (hipotálamo) que conduce a oleadas de calor, sequedad en piel y pérdida de la elasticidad y la turgencia en la mucosa vaginal.
También está relacionado con los cambios en el estado de ánimo, el aumento de la grasa corporal de manera compensatoria, la disminución de la densidad ósea y el compromiso de la calidad de vida y la función sexual. Cuanto más graves son los síntomas vasomotores, más se ven afectadas las actividades diarias, lo que lleva a las mujeres a buscar tratamiento para mejorar su día a día.

¿Qué podemos hacer?
Si consideramos que la menopausia no hace parte de una enfermedad si no de una etapa en la vida de la mujer, de entrada, no todas requieren tratamientos farmacológicos. Sin embargo, sabiendo todos los órganos y los síntomas que se pueden ver involucrados, la propuesta viene en favor al cuidado integral y a mejorar la calidad de vida. La determinación del inicio de los manejos estará en relación con la severidad de los síntomas y la interferencia con las actividades diarias.
La primera pauta prescrita debe ser la evaluación y si es necesario, el cambio en los habitos de vida. Alimentación balanceada, no restrictiva y con adecuada proteína, actividad física de fuerza, resistencia y equilibro y una adecuada higiene de sueño. Evitar comidas picantes, vestirse por capas, usar ropa fresca y si es necesario medidas de enfriamiento con ventiladores y hielo en la almohada son también algunas medidas que han mostrado algo de evidencia a la hora de sobrellevar los sofocos.

¿Reemplazo hormonal, si o no?
La terapia hormonal es la más eficaz para el tratamiento de los síntomas de la menopausia, con una mejora del 70 % en la frecuencia y gravedad de los síntomas vasomotores y demás síntomas de la menopausia. El componente principal son los estrógenos y solo en quienes tienen útero se debe adicionar la progesterona como protector del endometrio y así evitar un cáncer a este nivel. Además, en mujeres sanas reduce el riesgo de mortalidad por todas las causas entre un 20 % y un 40 %. Previene la osteoporosis y el riesgo de fracturas y mejora los niveles en el perfil lipídico (colesterol) y el control glicémico (azúcar).
Su seguridad ha sido tema controversial en las últimas décadas, sin embargo, hoy en día y luego de diferentes estudios metodológicamente bien realizados podemos considerar que la terapia hormonal es más segura en mujeres que se encuentran dentro de los 10 años posteriores al inicio de la menopausia o menores de 60 años lo que conocemos como “Ventana de oportunidad”. La forma de dar los estrógenos puede ser oral (tomada en tabletas) o transdérmica (por la piel en forma de gel o spray) y según la historia y los antecedentes de cada mujer, el médico definirá la mejor vía de administración. En conclusión, todos los preparados hormonales son igualmente eficaces en el tratamiento de los síntomas de la menopausia.
¿Existen riesgos con la terapia hormonal durante la menopausia?
Uno de los temores a la hora de iniciar la terapia hormonal es el cáncer de seno. Las mujeres con útero que reciben estrógenos más progesterona tienen mayor riesgo de cáncer de mama invasivo, pero no más riesgo de mortalidad que la población general. Se relaciona con la duración del tratamiento y con el tipo de progesterona administrada en la terapia. Es importante tener en cuenta que este riesgo es similar al asociado con el consumo de 2 bebidas alcohólicas al día, la obesidad y la baja actividad física.
Si no tenemos una indicación para iniciar terapias hormonales, o si por condiciones médicas no puedes beneficiarte de ellas, ¡no te preocupes! Existen opciones no hormonales con buenos efectos en algunos síntomas y aunque la efectividad y la seguridad no están muy bien establecidas, hay estudios que respaldan con evidencia opciones como terapia cognitivo-conductual, hipnosis clínica, isoflavonas de soya, terapias biorreguladoras y b loqueo del ganglio estrellado.

Debemos estar informadas
Con todo lo anterior lo más importante es que reconozcamos la menopausia como una etapa de la vida que probablemente traiga consigo muchos cambios pero que a la vez hoy en día tenemos diferentes opciones para llevarla no solo de la mejor sino de la manera más segura para tu salud. Lo que buscamos hoy es un envejecimiento saludable donde cada mujer a partir de la educación pueda con su médico tomar la mejor decisión para transitarla.
No solo te pasa a ti, nos pasará a todas y como cada etapa, la sobrepasaremos de la mejor manera posible.
Escrito por:
Médica - Universidad CES
Ginecóloga - Universidad CES
Menopausia - Instituto Palacios - Madrid
Docente - Facultad medicina Universidad CES
Miembro de Asomenopausia
Dirigido a:

MUJERES




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